top of page
  • Katuetxe Hernani

Nuevo hogar

Me puse los zapatos tan rápido como puede, bebi mi café y salí corriendo de casa. Cuando estaba fuera me di cuenta de que me dejé el paraguas en casa, pero no tenía tiempo, llegaba tarde al trabajo.

Cuando llegue, encendí las luces, deje mis cosas, me seque, di de comer a los gatos callejeros que me esperaban en la puerta y me puse a trabajar. En ese momento llego mi cliente, exactamente la hora de su cita. Me puse a trabajar, llevé al cliente a la mesa y empecé a cortarle el pelo, era un perro, un Bichón maltés de 8 años, llamado Coco.

Trabajo en una peluquería canina y felina, vendo comida para topo tipo de animales y muchos otros objetos. No trabajo sola, tengo una compañera, pero dado a sus otros trabajos no viene todos los días.

Ese día estaba yo sola, una hora y media después de cortar el pelo y bañar a Coco, solo me quedaba esperar al dueño y estar a cargo de la tienda. Salí fuera y me senté en el escalón de la puerta, saqué el móvil y estuve hay un rato. Unos minutos después, llego Su, mi amiga. Se sentó a mi lado y empezamos a charlar, un rato después, ella me dijo;

- Oye Ainho ¿Ese gato es nuevo? Nuca lo había visto, es muy bonito.

- ¿Cuál gato? - pregunte.

- El marrón chocolate de allí, el que ésta debajo del coche. - Me indico.

- Pues sí, será nuevo, nunca lo había visto tampoco. – Le respondi.

El dueño vino y se llevó a Coco, estuve toda la tarde ablando con Su, no tenía nada más que hacer. A las 19:30 empecé a recoger las cosas, Su se había ido hace un rato y estaba sola. Cerré la tienda y fui a ponerle comida a los gatos, vinieron los de siempre; Mami la gata jefa del lugar, Perla la bonita gata gris, Mixina la gata mimosa, los hermanos Chip y Chop, Baquita el gato gracioso, Naranjita el gato naranja, … y algunos más, con el nuevo gato marrón chocolate. Después de darles de comer, regrese a casa, como de costumbre.

Días y días pasaron, el gato marrón chocolate se unió a la colonia. Su, Mari (mi compañera) y yo decidimos ponerle un nombre, le pusimos Explorador, pues nos parecía un buen nombre ya que era muy curioso e iba y venía. Al principio Explorador era distante, no se acercaba mucho, pero, poco a poco empezó a cogerme confianza y a acercase, se deja acariciar, y era muy mimoso.

Un día llegué al trabajo, hice lo que tenía que hacer y salí al escalón de la puerta con Su y Mari para charlar. A lo lejos pudimos ver como se acercaba Explorador, cuando se acerco percibimos algo raro, tenía la tripa hinchada, estaba embarazada. Nos quedamos las tres con la boca abierta y le cambiamos el nombre, ahora era Dora Exploradora.

Meses pasaron, y un día Dora vino a la tienda, empezó a maullarme y cuando me acercaba se alejaba, pensé que quería que la siguiera, y eso hice. Me llevo a una zona en construcción, ella poso por debajo de la balla y yo la escale. Dentro me condujo a un lugar, era una pared con un agujero, Dora entro en el, al asomarme, pude ver que era hay era donde escondía a sus cachorros. Fui a la tienda y cogí un transportín, me los lleve a casa junto con Dora y los cuide. Los cachorros eran pequeños y blancos, les puse nombre; Xagu, Katu, Noa, Mia y Kitty. Lugo introduje otro cachorro, Muxu, la encontraron en calle sola y me llevé a casa, para que Dora la cuidara. Los cachorros fueron adoptados, todos se fueron, pero me quedé con Dora, le cogí muchísimo cariño, ahora vivimos la dos felices.

Era un día lluvioso, pase corriendo la carretera intentando que no me atropellaran y llegue a un parque, hay espera que dejara de llover. Se me acerco alguien, era una gata gris muy bonita, empezamos a chalar y me dijo que allí les daban de comer, fui a comprobarlo, y efectivamente, una señora nos dio de comer. No solo a mi y a Perla, la gata gris, si no que había muchos más gatos.

Decidí quedarme allí, era un buen lugar, hice amigos y me daban de comer, era un barrio tranquilo. La señora un día me empezó a llamar Explorador, al principio no lo entendía, pero luego me di cuenta que era así como me llamaba.

Pasaron días y conocí a alguien especial, pero un día desapareció, algunos gatos me dijeron que lo atropellaron, me sentí muy mal, pues los cachorros de mi interior no tendrían padre.

Meses pasaron y di a luz en una zona llena de escombros, no pasaba mucha gente por ahí. Días y días pasaban y peor me sentía, necesitaba ayuda, no podía cuidar sola a mis cinco cachorros, así que decidí pedir ayuda a la señora que nos daba de comer. La guie asta allí, nos llevó en una especie de caja asta lo que creo que era su casa. Nos dio un lugar caliente donde estar y comida.

Días y días allí dentro y trajo otro cachorro, al principio no quería ni que se me acercara, pero al final le cogí cariño y la cuide como si fuera mía.

Mia cachorros se fuere uno a uno, no se a donde la verdad, pero sé que están bien. Yo ahora tengo otro nombre, Dora, y vivo con mi dueña, la que me rescato.

51 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

"El sastre" y Barrabas

¡Hoy os traemos el relato ganador del concurso de relatos cortos que se celebró en abril! ¡Enhorabuena a la ganadora!

bottom of page