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  • Katuetxe Hernani

Mi experiencia como casa de acogida y adoptante

Hoy os traemos el testimonio de una de nuestras katuetxeras, que hace años decidió acoger a una perra, y nos cuenta su historia:





"Siempre he pensado que un hogar no está completo sin un peludo de por medio, y es por eso por lo que decidí ser casa de acogida con un perro. Toda mi vida he tenido perros, y dado que no tenía casa propia, creí que era lo más lógico.


Quise darle un hogar temporal a un adulto, uno que lo necesitase de verdad, ya que los cachorros se adoptan con más facilidad. Pregunté en varias protectoras y finalmente me decidí por colaborar con APASOS Bilbao. Me informaron de todo, cómo trabajaban, qué recursos tenían, qué perros eran los más necesitados… Sólo hacía unos días que rescataron a dos perras de la perrera de Badajoz (sí, esa que tantas denuncias tiene por maltrato animal), una teckel y una chiguagua crestada. Ambas habían sido explotadas para tener crías, y una vez que ya no “servían”, terminaron en la perrera. Las dos perras necesitaban acogida, ya que al ser recién llegadas tendrían que adaptarse otra vez a una jaula con varios perros etc. Al final decidí acoger a la teckel. Vi esa cara de buena y me hablaron tan bien de ella que dije: “ella es la elegida”. Viajé a Bilbao para conocer a las chicas de la asociación y tras hacer todo el papeleo, me traje a Gina (no le cambié el nombre).


Desde el primer momento vimos que era una perra muy alegre, juguetona y sociable con otros perros. Siempre movía la cola, nunca tiraba de la correa e iba a tu lado, pero sobre todo, vimos que no daba guerra en casa, lo único que hacía era comer y dormir. Es lo bueno de los animales adultos, que desde el principio es fácil conocer su carácter.


Al cabo de una semana, una de las chicas de APASOS Bilbao me llamó diciéndome que una persona estaba interesada en adoptar a Gina, y claro, por protocolo me llamaron a mí para preguntarme si estaba interesada en adoptarla o no. Viendo lo buena que era, esa carilla de no haber roto un plato… sin saberlo, ya nos había conquistado. Le dije a la de la asociación que sí, nos la quedábamos. En un principio sólo había pensado en ser acogida indefinida, pero al final Gina hizo lo que muchos animales hacen, magia.


A los días siguientes volvimos a Bilbao para esterilizar a la perra y hacer el papeleo de la adopción de la perra.


Ser casa de acogida da la oportunidad de dar temporalmente (o de una forma indefinida) hogar a un animal. Por lo general, la asociación o protectora corre a cargo de todos los gastos veterinarios, y lo único que paga la acogida son los gastos de manutención del animal. Las casas de acogida son igual de necesarias que las adopciones, porque muchas veces las asociaciones se encuentran desbordadas con tanto animal y no tienen recursos para colocarlos."

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