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El cerebro de los gatos

  • Katuetxe Hernani
  • 5 nov 2020
  • 2 Min. de lectura


Se sabe que los gatos son seres inteligentes, que en ocasiones pueden ser rencorosos, e incluso tienen fama de ser maliciosos... pero ¿cuánto de esto es verdad, y cuánto es mito? Os lo explicamos a continuación:


El cerebro de los gatos supone un 1% de su masa muscular, y cuenta con 300.000.000 de neuronas, contra los "sólo" 160.000.000 de neuronas de los perros (ya os imaginaréis que aquí somos más de gatos que de perros). Esto significa que tienen una capacidad mayor de retención.


La memoria a corto plazo de los gatos es bastante buena: tienen una retención de unas 16 horas. Eso significa, que recuerdan lo que ha ocurrido en las últimas 16 horas, pero que no todo pasa a la memoria a largo plazo. En lo respectivo a esta última, tienen memoria selectiva, y también episódica. Es decir: recuerdan la ubicación de las cosas, a ciertas personas, las rutinas, y los acontecimientos positivos o negativos. Por ello, si repites una acción delante de tu peludo a menudo, acabará por aprenderlo (por ejemplo a abrir un armario). Esto se debe a que de pequeños aprenden del comportamiento de su madre, por lo que aprende a reaccionar a estímulos básicos: comer y huir. Conforme el gato se va domesticando, su memoria estará más orientada a recordar lo necesario sobre su dueño, así que si es cariñoso con nosotros, es porque tiene varias experiencias positivas al respecto.


Como ya mencionamos en este post, conforme los gatos se van haciendo mayores, pueden perder parte de su capacidad cognitiva. A partir de los 12 años se considera que un gato es mayor, y es a partir de entonces que puede empezar a perder recuerdos, a desorientarse, e incluso a tener síntomas de depresión. No les pasa a todos los gatos, pero debemos estar atentos para brindarles los mejores cuidados a nuestros cuatro-patas, sobre todo cuando son abueletes.


Tal vez te hayas preguntado cuánto son capaces de recordar los gatos. Aunque no hay estudios que determinen con exactitud el alcance de su memoria a largo plazo, algunas investigaciones apuntan a que son unos tres años. Sin embargo, han demostrado ser capaces de recordar situaciones favorables, desfavorables, personas y otras mascotas, y tienen muy buena memoria espacial.


Recuerdan fácilmente la ubicación de los objetos de la casa, por eso son tan sensibles a los cambios que pueda haber en su entorno. También recuerdan tus rutinas: cuándo te levantas, cuándo vas a salir, etc. La mía, por ejemplo, suele empezar a maullar un par de minutos antes de que suene mi despertador; y en cuanto estamos preparando la comida o la cena, pide su ración. Aunque hemos visto que, como es muy lista, aunque sean las 6 de la tarde, si estamos cocinando, también pide su ración, por si acaso cuela. De hecho, una vez coló.



¿Y tu gato? ¿Qué costumbres tuyas recuerda? ¿Te la ha colado alguna vez? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!


Fuentes:

 
 
 

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